Obama LA VOZ, 11 DE ABRIL, DE 2013 De Montecristi a Playitas Por Maria Teresa Villaverde Trujillo (Desde Cabo Haitiano dominicanos y cubanos juntos aTHE SPANISH VOICE OF NEW JERSEY DanielGarcía Virginia Iturralde A. García­Berry A. Roberto García PUBLISHER: DanielGarcía EDITOR: Virginia I. García PUBLICIDAD Y RELACIONES PÚBLICAS DanielGarcía SITIO WEB AbelR. García ARTE Y DIAGRAMACIÓN Federico del Castillo Laura Gruce FOTOGRAFÍA Jaime E. Ramírez, Ricardo Aguirre, Jimmy Ortiz DISTRIBUCIÓN/CIRCULACIÓN Lázaro Sierra Robert Lee Publicado por “The Voice Publishing Corp.”P.O. Box 899 Elizabeth, New Jersey 07207E­mail: lavoznj@aol.comWebsite: www.lavoznj.com Union County ————— (908) 352­6654Middlesex County ——— (908) 352­6619Essex County ————— (201) 352­7448Hudson County ———— (201) 866­7754Fax —————————— (908) 352­9735 Miembros de: NAHP, HMC, NAJH y NJPA Si alguna vez usted ha trabajado como volunta­rio para un comedor comunitario en un barrio po­bre o sencillamente se ha puesto a conversar con alguien que fue misionero en un país del Tercer Mundo, tal vez habrá notado que comparte una si­milar experiencia con dicha perrsona: cuando re­gresaron a casa notaron que habían recibido mucho más que lo que ofrecieron o donaron. Descubrieron que incluso en medio de la pobreza extrema, a menudo podemos encontrar extraordinaria genero­sidad, incesante gratitud, y fe inspiradora. Lo cierto es que poseer riqueza material no siem­pre nos convierte en personas agradecidas. De he­cho, a veces sucede todo lo contrario. La prueba más evidente es nuestra propia civilización occi­dental donde los seres humanos vivimos obsesiona­dos por tener más y más. Nada nos parece ser sufi­ciente. Sin embargo, en otras culturas, donde inclu­so disfrutar de una única comida nutritiva consti­tuye un gran regalo, las personas aprenden a encontrar la profunda alegría de Dios en todo lo que le rodea y dentro de ellos mismos.Y donde hay ale­gría existe gratitud. Hay un documental, titulado Happy, que permi­te a los televidentes conocer como viven algunas familias en zonas muy pobres de Louisiana y Calcuta. En esa película los espectadores pueden constatar además que cuando las personas se acer­can a la vida desde un lugar de gratitud, incluso aunque sus asuntos no vayan bien, entonces llegan a transformarse en personas más felices. Como dice una canción pop: No es tener lo que quieres, es que­rer lo que tienes. En el citado documental Happy vemos la historia de una mujer que durante su juventud había sido una artista increíblemente hermosa y exitosa. Pero luego un accidente de carro le provocó heridas terri­bles en su rostro y quedó tan desfigurada que nadie podía reconocerla. Hasta su marido la abandonó. Cuando uno ve lo que ella sufrió enseguida pensa­mos que tenía toda la razón del mundo para sen­tirse resentida o amargada. Sin embargo en la pelí­cula descubrimos el insólito hecho de que ella es ahora más feliz que antes del accidente. Fue así porque la mujer, de alguna manera, logró aprender la forma de encontrar bendiciones en medio de su dolor y tuvo la suficiente voluntad y sabiduría para transformar su desgracia en un regalo. Ese es el mejor tipo de gratitud. “Este es el día que hizo el Señor, regocijémenos y alegrémonos en él.” Salmo 118:24 EL primer genocidiodel siglo XX Documental sobre el holocausto armenio: Voyage to Amasia (Mahwah, NJ) ­El Ramapo College of New Jer­sey anunció que el lunes 15 de abril proyectará el documental titulado Voyage to Amasia, una obra fruto de la colaboracion entre el compositor Eric Hachikian y el realizador cinematográfico Randy Bell. La exhibición está patrocinada por el Centro para Estudios del Holocausto y Genocidios y el Communication Arts’ Cinematheque Series. Amasia, en Turquía, fue el pueblo donde nació la abuela de Eric Hachikian. Ella se llamaba Helen Shushan. En 1915, cuando tenía 40 días de nacida, el gobierno otomano envió a Helen al exilio en com­pañía de su familia, y del resto de los habitantes armenios que vivían en Amasia. Los expulsados tuvieron que caminar en dirección sur hacia el desierto de Siria. Esto fue sólo un ejemplo de una sistemática campaña de los otomanos que preten­día deportar y ejecutar a los armenios. Se estima que cerca de un millón y medio de armenios murie­ron entre 1915 y 1923, lo que constituye el primer genocidio del siglo 20. En 1915, el Imperio Otomano estaba siendo gobernado por los Jóvenes Turcos, es decir, por un grupo de cadetes progresistas que habían derroca­do al sultán Abdul Hamid II (oficialmente depues­to y desterrado en 1909). Al inicio de la Primera Guerra Mundial, el poder estaba en manos del triunvirato formado por los generales Cemal y Enver Baja y el ministro Talat Baja. Una de las medidas que tomaron fue el posteriormente deno­minado genocidio armenio. Por supuesto, el crimen tuvo unas causas que lo precedieron y que fueron las siguientes: los arme­nios residían en el territorio del Imperio Otomano durante varios siglos. Desde siempre habían sufri­do discriminación por razón de credo, ya que eran una minoría cristiana en una sociedad como la turca de fe musulmana. Además, esta comunidad, en su mayor parte, conformaba el estrato económi­co más pudiente del país, controlando el comercio y las finanzas. Estableciendo un paralelismo, los ar­menios desempeñaban en el Imperio Otomano el mismo papel que los judíos en la Europa Occidental. Eran la fuerza que galvanizaba la economía del país pero, al mismo tiempo, eran objeto regular de las envidias, agresiones e incluso deportaciones. El frágil equilibrio de la tolerancia se rompió en los años 80­90 del siglo XIX, cuando comenzaron a difundirse movimientos de orientación nacionalista y extremista entre los armenios. El grupo más radi­cal fue el partido político de extrema izquierda Dashnaktsutiun, que buscaba formar un Estado independiente en el territorio del Imperio Otomano utilizando métodos simples y eficaces: hacerse con el control de las gestiones de los bancos, asesinar a los altos cargos del gobierno y perpetrar atentados terroristas. El próximo 24 de abril se cumple un año más del inicio de la matanza de un millón 500 mil armenios a manos del ejército turco. Fue el 24 de abril de 1915, cuando asesinó a la clase intelectual y políti­ca armenia mientras ordenaba dar muerte a los hombres en edad militar. De la masacre no escapa­ron mujeres, ancianos y niños. Miles más fueron deportados en caravanas de la muerte que reco­rrieron el territorio que había sido suyo y en el que habían vivido durante cientos de años. Todo con tal de expandir los dominios del imperio otomano hasta las orillas del mar Caspio. Turquía sostiene que no hubo tal matanza, que no fue orquestada (Pasa a la Página 19) The Christopher es una institución sin fines de lucro que pretende difundir las mejores tradiciones del cristianismo y mejorarnos como seres humanos. Cualquier donación que usted ofrezca a The Christopher es deducible de impuestos. Sus colabo­raciones deben enviarse a la siguiente dirección: The Christopher, 5 Hanover Square, New York, NY 10004. libertar a Cuba.) El Diario del Apóstol ­de Cabo Haitiano a Dos Ríos­es un sorpren­dente trasunto del ambiente de las revoluciones, ya que sobre el guerrero predomina el pensador y el escritor, y al detalle, meramente militar, lo enri­quecen la filosofía y el arte, dándole perennidad la pintura de los caracte­res y el paisaje por donde deambula desde su llegada a territorio oriental. Procedentes de Montecristi ­en la República Dominicana­y en el barco alemán Nordstrand llegan José Martí y sus acompañantes a Cabo Haitiano. El Maestro se hospeda en la casa de Ulpiano Dellundé; Gómez y Marcos del Rosario lo hacen en la de Millevoye Mercier, un amigoHaitiano; Paquito Borrero y Ángel Guerra en la del sastre Agripino Lambert; y César Salas en el Hotel Internacional. Eran ellos: haitianos y dominica­nos ayudando al cubano ilustre para libertar a Cuba del imperio español. Parten de Cabo Haitiano a las dos de la tarde del día 10 con destino a Inagua. Durante la travesía conocen que un buque de guerra inglés los busca, por lo que Löwe desvía su barco de la ruta habitual y decide en la madrugada aproximarse a la isla, ­sin ser advertido­, con el fin de com­probar si aquella nave continúa el acoso. De Inagua navegan rumbo sur: hacia el destino trazado: la isla de Cuba. En tanto navegan, Marti recuerda al librero “el caballero negro de Haiti” que no sólo le enviaba libros sino que también le envio dos pesos para ayu­dar en los gasto del momento. Con algunos datos ofrecidos tiempo después por el dominicano Marcos del Rosario, sabemos que el barco los dejó en la mar no tan cerca de la costa, y azotados por una marejada terrible. El temporal jugaba con ellos agitando el bote de un lado otro. Tal parecía que el mar los quería tragar. Martí con la brújula y Gómez a cargo del timón... ...pero un fuerte golpe de agua le arranca el timón al general y el bote casi se hace pedazos contra los acantilados; ...como si el mar no dese­ara dejarlos llegar a Cuba... ...Martí entonces se hace cargo del remo de proa; el bote sigue en movimiento desigual en aquella noche tenebrosa del jueves 11 de abríl…, …cuando pasada las diez y media, de pronto el bote vira, se abren las olas y una porción de mar contigua a la ribera aparece en forma de una pequeña herradura de arena oscura, bautizada por una luna con cierta tonalidad rojiza. Rebosantes de alegría estaban aquellos hombres por el logro de haber podido desembarcar en Playitas de Cajobabo, costa Sur de la zona oriental de Cuba. Son mantene­dores de “un ideal que lleva la muer­te al pie”, los que sienten que “el deber cumplido da una luz que no brota jamás de la vida, ni de la tumba de los que lo esquivan”. Tal como el Delegado había dicho en PATRIA: “...y nosotros abramos los brazos, a fin de llevar eso adelantado, para que nos claven en la cruz y defendamos con ellos a cuantos compatriotas nuestros se cansen al cabo de esperar en vano...” Mas, estando José Martí en los campos de Oriente, aun existían dudas por el desconocimiento de la grandeza del personaje y olvido de la constante reiteración de ofrendar su vida a la libertad de Cuba, tanto en el gobierno español como en un peque­ño núcleo cubano –incrédulos unos, suspicaces otros, escépticos algunos­, sobre si el Delegado llegaría o no, a la guerra. Pero los que amorosa y pacientemente le estudiamos no tenemos la menor duda de que, su concepto del deber lo llevaría –inde­clinablemente­a cumplir lo que apa­rece desde niño como línea de su vida. Posiblemente habían algunos patriotas que no lo deseaban en la manigua cubana. Pero estaba pen­diente un difícil tema a discutir: la forma de gobierno en la nueva repú­blica. Gobierno civil como siempre declaraba José Martí, o un gobierno con ribete militar como deseaban unos pocos del ejército mambí de la Guerra Grande. A José Martí le era de vital impor­tancia llegar a la región camagüeya­na, a discutir el futuro de la República de Cuba en Armas.